La prescripción

En Anatomía de la memoria se expone el libro como un cuerpo. El cuerpo en la novela se muestra agonizante, cansado, es decir un cuerpo que viene de la batalla o que aún no sale de ella. Por lo tanto el libro es un cuerpo enterrado que revela heridas y cicatrices, pero que también expone una escritura que yace en las profundidades de la tierra. Según el narrador de Anatomía de la memoria “el libro está dentro de un pozo y que cuando uno lee las palabras, lo único que hace es cambiar su lugar por el del libro: sale el libro del pozo y entramos nosotros” (51). De esta manera se puede relacionar entonces la carga ideológica de los grupos Ellos y Enfermos con la escritura, la voz de que se contiene en los libros. Hay una relación estrecha entre el cuerpo y el libro, puesto que el libro es un espacio donde la memoria cobra forma o se hace cuerpo (46). Las bibliotecas como los cuerpos se mantienen ocultos y en la oscuridad. De este modo el libro esta relacionado con un lugar específico, es decir un espacio en donde el cuerpo se manifiesta.

Por otro lado, también es posible ver como hilo conductor los cuerpos que integran Ellos y Enfermos. Los cuerpos que conforman Enfermos, están cansados por el arduo trabajo de tanto correr y de huir. Los Enfermos arrastran un cuerpo maltrecho y tienen precisamente un corazón despedazado, como los libros que Juan Pablo regresa a Eliot Román (52). De esta forma la relación estrecha entre libro y cuerpo constituye el cuerpo de Anatomía de la memoria. Aunque también es importante destacar la diferencia entre los cuerpos y para ello sirve como ejemplo el cuerpo de Pablo Lezama o Juan Pablo Orígenes. El cuerpo de uno o del otro es una evidencia que no puede precisar límites o claras diferencias, puesto que Lezama y Orígenes parecen ser un mismo cuerpo que revela un desdoble o un reflejo. Sabemos que uno cava la tumba del otro y que un cuerpo yace en esa tumba, como libros yacen en pozos o en jardines con ceibas. Pero la muerte de Orígenes o Lezama ha sido un hecho borroso que no da espacio a la distinción, por lo tanto la confusión de cuerpos, entre Orígenes como un Enfermo y Lezama como un supuesto integrante de Ellos. Y a esto se puede añadir la confusión entre los mismos libros que Juan Pablo regresa Eliot Román “eran otros, no sabían ya de su identidad, no sabían si eran libros combatientes o libros de poemas” (52).

A fin de cuentas el libro tiene un cuerpo, una forma y dentro de ella, en su estructura siempre se revela un interés por el orden así como la memoria intenta darle cuerpo al pasado. En todo caso como si el autor está trabajando con el texto como si fuera una prescripción literaria que cura o no cura el cuerpo.

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