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Carlos Pabón, Fundamentalismo y “Verdad”

La verdad se escapará.
-Walter Benjamin

Existen verdades absolutas, son verdades perennes, inmutables, algunas insondables, pero todas ineludibles. Las verdades absolutas, por definición, no están sujetas a nuestra razón. Por medio de la razón las reconocemos, pero no las podemos hacer más o menos ciertas; si las reconocemos son verdad y si no las reconocemos no dejan de serlo”.  Así declara el Juez del Tribunal Supremo Kolthoff en su resolución de reconsideración en el caso de adopción de una pareja lesbiana, la cual fue denegada el pasado 10 de abril de 2013.

Ante la vuelta de concepciones fundamentalistas de la “Verdad”, como la que expresa la declaración del juez Kolthoff, que remiten a la noción medieval de revelación divina, comparto esta breve reflexión sobe el concepto verdad. Mi primera observación apunta a una cuestión crucial que no debemos  olvidar; verdad es una palabra, un concepto, una metáfora y no una cosa que existe objetivamente, exterior al discurso. La verdad es una representación que está constituida por y en el lenguaje. No hay una conciencia central y omnicomprensiva que garantice la “objetividad” y la coherencia de la “realidad”, como tampoco existen discursos inocentes que puedan representar, de forma neutral y transparente, la verdad. Solo tenemos una sucesión de interpretaciones. La verdad está siempre en fuga para ser producida y construida. Está vinculada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que induce y que acompañan al régimen que la produce.

En nombre de la “verdad”, de la idea metafísica de la verdad, se han producido las grandes matanzas, horrores y exterminios de la humanidad. Primero se asesinaba a nombre de la verdad llamada Dios y luego de su muerte, se mató a nombre de la verdad llamada Ciencia y la verdad llamada Razón. Pero siempre a nombre de la verdad que remite a fundamentos absolutos. Es decir, la verdad cuyo fundamento último es aquel del que no se pueden señalar las condiciones que lo fundan y que solo puede presentarse como una verdad absoluta que nadie debería rechazar. Históricamente, esa verdad ha sido siempre la “verdad” de los vencedores.

La disolución de los fundamentos absolutos en lo que se conoce como la “posmodernidad” ha socavado la idea metafísica de la verdad y ha creado una era de incertidumbre. Dicha disolución ha traído como reacción el resurgimiento de los fundamentalismos —fundados en la religión, en la raza, en la defensa de la raíces culturales nacionales— que nos amenazan con nuevas y terribles guerras de exterminio, y nuevas y poderosas políticas de exclusión como la prohibición de la adopción por parejas gays, como el caso citado arriba que el juez Kolthoff justifica invocando “la verdad absoluta”. Ante la vuelta de los fundamentalismos metafísicos habría que insistir en un horizonte ético-político que impulse el desenmascaramiento de la sacralidad de todo fundamento absoluto, de toda verdad absoluta, “de verdades perennes e inmutables”. En fin, de una nueva Edad Media.

* Texto revisado y ampliado para 80grados, publicado originalmente en el blog Pensar lo Contemporáneo.

Publicado en 80grados.net » Fundamentalismo y “Verdad”.

La Habana Elegante: número dedicado a Virgilio Piñera y dossier-Santo Domingo furtivo

 

Una isla llamada Virgilio

JESÚS JAMBRINA, editor, Viterbo University

En 1941, Piñera escribió a Lezama una carta de desagravio por las posiciones adoptadas por el autor de Muerte de Narciso en la revista Espuela de Plata. En ella dice: “Hay cartas a lo San Agustín o a lo Rilke que simplemente se dirigen a la luz y otras – ésta- que se dirigen a la sombra para desombrarla – procedimiento de la luz ganada desde la tinieblas”. El autor de La isla en peso (1943) siempre entendió la luz como un ir más abajo, una perforación de la noche, un cavar en la historia, un morder, un gritar, un arañar la circunstancia a manera de definir….(leer más)

Piñera corresponsal: Una vida literaria en cartas

THOMAS F. ANDERSON, University of Notre Dame

Hay muchas facetas de la obra de Virgilio Piñera que no se han estudiado debidamente, pero su copiosa correspondencia es, sin duda, el cuerpo de textos que menos atención ha recibido de parte de la crítica. Esto se debe en gran parte al hecho de que sus cartas – centenares de las cuales han sobrevivo el paso de los años – o se han publicado de una manera fragmentaria (en compilaciones como Tiempo de Ciclón y Fascinación de la memoria…(leer más)

‘Algo estúpido como la literatura’

ANTONIO JOSÉ PONTE, Madrid

La celebración del centenario de nacimiento del dramaturgo, cuentista y poeta Virgilio Piñera (Cárdenas, Cuba, 1912- La Habana, 1979) ha propiciado la publicación de unas Obras Completas de magnitud incalculable. Incalculable porque, consultados al menos dos de sus volúmenes, no alcanza a saberse cuántos abarcará, ni en que fecha habrán aparecido todos. El desgano informativo llega a tal punto que ninguno de ellos hace referencia al otro, ni aparece nombre de especialista que responda por el trabajo general…(leer más)

“La Patria adentro: Natura política de Virgilio Piñera”

JUAN CARLOS QUINTERO HERENCIA, University of Maryland

La obra de Virgilio Piñera ofrece materiales para apreciar cómo cierta geografía insular afecta las poéticas en las islas. La posibilidad de apalabrar poéticamente, en el caso particular de Piñera es, con insistencia, un frágil pacto corporal con una geografía relacional, no se trata con exactitud de una relación con una geografía “natural.” Esa geografía del poeta aparece en varios textos como una metáfora para las posibles relaciones electivas y afectivas de un autor con la tradición o las tradiciones que le acercan las aguas…(leer más)

 

 

La Habana Elegante.

The Pain of Reading – Luis Negron at the NYTimes.com

The pain of reading by Luis Negrón

Santurce, P.R.

Daniel Haskett

 

THE fights between my parents were frequent, and my three siblings and I were used to their separations. Papi would gather his things or Mami would throw them into the street, cursing the day she met him. But this time we were the ones who left. Papi had gotten involved with the woman next door, and for Mami this was the last straw. She swore never to go back with him. And she didn’t.

We moved into my grandparents’ house in Guayama and from there, in quick succession, to my aunt’s, my godmother’s, my sister’s godmother’s, my neighbors’ and, on occasion, even strangers’. We lived like nomads, pushing on whenever our hosts’ hospitality had run dry. We hated living in those houses. Mami had become a tyrant: we couldn’t talk at night, not even in a whisper, and if anyone offered us an extra helping of food we had to say no. If we did something bad, she’d lock us in the bathroom and beat us in a blind rage — and we had no right to cry.

via The Pain of Reading – NYTimes.com.

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