Latin America

A Tribute to José Emilio Pacheco

February 17 at the Mexican Cultural Institute

The University of Maryland’s Department of Spanish and Portuguese and the School of Languages Literatures and Cultures, in collaboration with the Mexican Cultural Institute, are proud to present A Tribute to José Emilio Pacheco. This tribute will honor the lauded Mexican writer José Emilio Pacheco (2009 Cervantes Award Winner) a year after his death with discussion and readings. The event will feature special guest, Cristina Pacheco, prominent Mexican journalist and Pacheco’s wife. Also in attendance will be scholars Saúl Sosnowski and Hernán Sánchez Martínez de Pinillos. Join us at this celebration of José Emilio Pacheco’s extraordinary life and work.

El Departamento de Español y Portugués y la Escuela de Literatura y Culturas de la Universidad de Maryland, en colaboración con el Instituto Cultural de México, se enorgullecen en presentar Un homenaje a José Emilio Pacheco. Este diálogo y lectura de la obra de Pacheco honrará la memoria del galardonado escritor mexicano (Premio Cervantes 2009) a un año de su fallecimiento. En el evento participará como invitada especial Cristina Pacheco, destacada periodista mexicana y esposa del escritor, así como los acádemicos expertos en literatura hispana Saúl Sosnowski y Hernán Sánchez Martínez de Pinillos. ¡Acompáñenos en esta celebración a la vida y obra de José Emilio Pacheco!

More info: http://www.instituteofmexicodc.org/index.php#pacheco

This event will be held in Spanish

Las dagas de Borges

Las dagas de Borges

Lecciones de los maestros Borges y Cortázar en el aula

Dos de los más importantes narradores latinoamericanos fueron también dos profesores notables. Las transcripciones de sus clases, disponibles actualmente en libro, permiten corroborar que la enseñanza de la literatura puede ser también una “forma de la felicidad”.

via Las dagas de Borges | Letras Libres 1.

“La loca jornada hacia José Emilio” Elena Poniatowska

La loca jornada hacia José Emilio
Elena Poniatowska

La inesperada muerte de José Emilio Pacheco ha llenado de tristeza al mundo de las letras. Junto con sus familiares y amigos, sus lectores lloran su ausencia y hacen encomio de su labor invaluable por la palabra, que cultivó y veneró como pocos. Elena Poniatowska, Vicente Quirarte e Ignacio Solares resaltan la vida y la obra de quien siempre será un autor indispensable de la literatura hispanoamericana.

 

5:30. 18 de diciembre. El periférico atestado, la cita es a las seis, media hora antes de que llegue el Presidente a entregar los premios nacionales de arte, literatura, ciencia y tecnología, 1992. Mula Monsiváis, me dijo que iríamos juntos, seguro se hizo pato. Hoy fue un día gris, con 300 puntos de Imeca. A ver cómo se presenta la noche. Mientras tanto, todos vamos a vuelta de rueda. Tengo que salir en Constituyentes, creo, o en Los Pinos. ¿Regalarán pinos en Los Pinos? En 1957, José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis caminaban por la avenida Juárez, jovencitos, torpes criaturitas delgadísimas, tímidos, no sabían manejar, no tenían coche. En 1992 tampoco tienen. No manejan. Toman taxis. Entonces avanzaban pegándose a la pared, y si alguien los saludaba rascaban el suelo como becerros con sus pezuñitas. “A ver si, con un poco de suerte, vemos a José Gorostiza salir de Relaciones Exteriores”. El edificio porfiriano en Paseo de la Reforma y en el cruce de Bucareli, contaba con solo cruzar la avenida un Kikos y Octavio Paz invitaba a Augusto Lunel, hambriento poeta peruano a que se tomara un café con leche en vaso con un cuerno o una banderilla o una flauta o una oreja o una concha o lo que le apeteciera. Accesible, Paz abrazaba a los poetas, al Caballito (Carlos IV) sobre el que se montaban los papeleritos y a su ciudad que anunciaba que íbamos al siglo XXI y todavía nos hacía mucha falta la poesía. “Me dio la mano”, “me va a leer”, “dice que sí soy bueno”. “Mañana vamos a tomar café”. “El sábado nos citó Alfonso Reyes, no puedo creerlo”. “Ojalá y no caiga Pita Amor porque esa acapara toda la atención”. “Yo preferiría visitar a José Vasconcelos”. “No, no, la cita es con don Alfonso”. “¿Le llevaste tu comentario a Elías Nandino a Estaciones?”. En esa época, ambos comenzaron a formar su biblioteca, uno en la calle de Reynosa, otro en la de San Simón, ambas muy desordenadas, pero José Emilio nunca sospechó lo entrañable que me resultaba el desorden de su biblioteca y el gusto que me daba pasar entre torres de Babel de libros apilados en columnas que solo él reconocía.

 

imagen
José Emilio Pacheco
©Angélica Martínez/Wikicommons

Continúa aquí: Revista de la Universidad de México.

La ciudad no es una isla: Sobre Eduardo Lalo, Simone y la literatura puertorriqueña

 

 

La ciudad no es una isla

 

Cuando hace poco más de un mes el puertorriqueño Eduardo Lalo recibió el premio Rómulo Gallegos por su novela Simone, la sorpresa fue grata, más aún si se tiene en cuenta que el libro ya estaba publicadoen Argentina por Corregidor, en 2011. La obra de Lalo se abre al ensayo personal, el fragmento y el cruce con lo visual a partir de dibujos y fotografías, y sobre todo reivindica una relación cultural profunda con la zona del Caribe, y en su conjunto con América latina.

 Por Susana Cella

Casi nadie reparó en la publicación, en 2011, por parte de una editorial argentina, de la novela titulada Simone, del puertorriqueño Eduardo Lalo. Fue dos años después, cuando, precisamente por este texto, ganó el conocido premio Rómulo Gallegos, que logró despertar interés respecto de su propia trayectoria, y también, quizá, como proyección, de la literatura contemporánea de esa isla caribeña. Entre los jurados estuvo Ricardo Piglia, quien destacó, además de los méritos de la obra, un suelo común: “Puerto Rico es un país latinoamericano, nos sentimos latinoamericanos. Somos una cultura de resistencia”. En sintonía con la opinión de Piglia, y en diálogo para esta nota sobre su reciente premio, Lalo señala: “He comentado mucho la invisibilidad de Puerto Rico. Esto me ha ayudado a pensar muchos asuntos del mundo. No somos una aberración, sino la frontera extrema de América latina. En este sentido nos encontramos en un continuo y hemos sido siempre un territorio de peligros y seducciones, pero también de resistencias”. Y esta resistencia ancla fuertemente en la preservación de la lengua castellana para incluirse en la tradición literaria compartida con el resto de las ex colonias españolas frente a los intentos de imposición del inglés, en ese estado libre asociado, de la metrópoli yanqui.

Se trata entonces de una identidad que en la obra se manifiesta a partir de un preciso lugar que determina cómo y qué se enuncia: “Mi trabajo se centra en mi país pero no se limita a él. Más que una serie de circunstancias históricas, interpreto a Puerto Rico como una condición. En este sentido lo exploro, lo investigo, lo pienso sabiendo que es mi único lugar en el mundo, un lugar que amo y me duele como ningún otro. Mi vida transcurrió sobre estas calles, aquí conocí todas las palabras del mundo”.

Antes de Simone, reunió en La isla silente tres libros misceláneos (En el Burger King de la Calle San Francisco; Libro de textos y Ciudades e islas). Siguieron Los pies de San Juan y donde (que incorporan la imagen visual), luego una novela, La inutilidad. Desde el primer título, queda de manifiesto tanto la importancia otorgada a su lugar de origen (isla, Puerto Rico, San Juan) como a los espacios urbanos. Los países invisibles, de 2008, reafirman estos rasgos en una escritura montada sobre desplazamientos, tanto por muchos lugares como en cuanto al paso de un género a otro, por ejemplo relatos de viaje, crónica, crítica, tramos introspectivos y aun testimonio. Así, en El deseo del lápiz: castigo, urbanismo, escritura, con el espesor resultante de ser un libro donde se incorporan y se reflexiona sobre escritos y dibujos de presos de una cárcel de San Juan, mediante la foto y el ensayo.

Sigue aquí: Página/12 :: libros.

José Kozer | Premio de Poesía Pablo Neruda 2013

 

 

Hijo de padres judíos —padre polaco y madre checoslovaca— exiliados en La Habana durante las postrimerías de la década de 1920, José Kozer (La Habana, 1940) creció, como testimonia uno de sus poemas, escuchando balbucear “verbos de/ yiddish a español”. Esto es, justo en ese espacio de lindes, donde ni siquiera el idioma materno se muestra estable o definido.

Luego de una niñez y primera juventud vividas también en las lindes: entre el castellano insular y la ascendencia judía-centroeuropea legada por los padres (“Yo me presento colérico y arrollador ante/ este libro anguloso,/ yo me presento como un rabino a bailar una/ polca soberana”), la familia Kozer se tiene que exiliar en 1960 nuevamente a raíz del triunfo de la “Revolución” cubana de 1959, esta vez en los Estados Unidos. Los padres y hermana se radicaron en Miami —con intervalo de unos pocos años en México—, y en el caso de José, en la ciudad de Nueva York.

Ya instalado en Nueva York, Kozer experimenta el choque con otra lengua (el inglés), y por ende la adaptación a otros códigos de convivencia, las mil y una labores para buscarse el pan, un primer matrimonio que fracasa, los hijos, un segundo matrimonio con Guadalupe (la esposa que lo acerca nuevamente al castellano), el oficio de profesor de literatura y lengua españolas en Queens College, la decisión de vivir para (en) los poemas.

De 1972 a 1999 alternaría la vida neoyorkina con estancias de verano en España, para entonces establecerse en Hallandale Beach (Florida), donde radica en la actualidad, y donde día a día hace un poema:

Ahí, desde mis cuarenta años de edad, y hasta la fecha, me comenzó a ocurrir: en lugar de buscar al poema, el poema me empezó a buscar a mí, y, digamos, en vez de ser yo su amanuense, el escritor de su escritura, pasé a ser su alfarero, el oficiante de su arcilla (Einstein repite varias veces en sus breves diarios: “Ahora la inspiración ha venido a mí”).[i]

Más aquí: José Kozer | Diario de Cuba.

Carlos Pabón, Fundamentalismo y “Verdad”

La verdad se escapará.
-Walter Benjamin

Existen verdades absolutas, son verdades perennes, inmutables, algunas insondables, pero todas ineludibles. Las verdades absolutas, por definición, no están sujetas a nuestra razón. Por medio de la razón las reconocemos, pero no las podemos hacer más o menos ciertas; si las reconocemos son verdad y si no las reconocemos no dejan de serlo”.  Así declara el Juez del Tribunal Supremo Kolthoff en su resolución de reconsideración en el caso de adopción de una pareja lesbiana, la cual fue denegada el pasado 10 de abril de 2013.

Ante la vuelta de concepciones fundamentalistas de la “Verdad”, como la que expresa la declaración del juez Kolthoff, que remiten a la noción medieval de revelación divina, comparto esta breve reflexión sobe el concepto verdad. Mi primera observación apunta a una cuestión crucial que no debemos  olvidar; verdad es una palabra, un concepto, una metáfora y no una cosa que existe objetivamente, exterior al discurso. La verdad es una representación que está constituida por y en el lenguaje. No hay una conciencia central y omnicomprensiva que garantice la “objetividad” y la coherencia de la “realidad”, como tampoco existen discursos inocentes que puedan representar, de forma neutral y transparente, la verdad. Solo tenemos una sucesión de interpretaciones. La verdad está siempre en fuga para ser producida y construida. Está vinculada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que induce y que acompañan al régimen que la produce.

En nombre de la “verdad”, de la idea metafísica de la verdad, se han producido las grandes matanzas, horrores y exterminios de la humanidad. Primero se asesinaba a nombre de la verdad llamada Dios y luego de su muerte, se mató a nombre de la verdad llamada Ciencia y la verdad llamada Razón. Pero siempre a nombre de la verdad que remite a fundamentos absolutos. Es decir, la verdad cuyo fundamento último es aquel del que no se pueden señalar las condiciones que lo fundan y que solo puede presentarse como una verdad absoluta que nadie debería rechazar. Históricamente, esa verdad ha sido siempre la “verdad” de los vencedores.

La disolución de los fundamentos absolutos en lo que se conoce como la “posmodernidad” ha socavado la idea metafísica de la verdad y ha creado una era de incertidumbre. Dicha disolución ha traído como reacción el resurgimiento de los fundamentalismos —fundados en la religión, en la raza, en la defensa de la raíces culturales nacionales— que nos amenazan con nuevas y terribles guerras de exterminio, y nuevas y poderosas políticas de exclusión como la prohibición de la adopción por parejas gays, como el caso citado arriba que el juez Kolthoff justifica invocando “la verdad absoluta”. Ante la vuelta de los fundamentalismos metafísicos habría que insistir en un horizonte ético-político que impulse el desenmascaramiento de la sacralidad de todo fundamento absoluto, de toda verdad absoluta, “de verdades perennes e inmutables”. En fin, de una nueva Edad Media.

* Texto revisado y ampliado para 80grados, publicado originalmente en el blog Pensar lo Contemporáneo.

Publicado en 80grados.net » Fundamentalismo y “Verdad”.

“Hay una nube negra sobre él”

ESTELA DE CARLOTTO,

PRESIDENTA DE ABUELAS DE PLAZA DE MAYO, HABLO SOBRE EL PAPA

“Hay una nube negra sobre él”

“La Iglesia Católica argentina no ha dado ni un paso para colaborar con la verdad, la memoria y la justicia”, dijo Carlotto. Habló de las dificultades de las Abuelas para acercarse a la jerarquía eclesiástica y del caso De la Cuadra.

via Página/12 :: El país :: “Hay una nube negra sobre él”.

 

“La poesía es una forma de resistencia” Juan Gelman

 


 

Juan Gelman retratado durante un recital en 2011. / Gianluca Battista


 

Juan Gelman ha escrito 1.300 páginas de poemas. Son las que tiene el colosal volumen de su Poesía reunida, recién publicado por Seix Barral en formato adoquín. Desde los primeros versos de Violín y otras cuestiones, de 1956, hasta El emperrado corazón amora, de 2010, todo está allí: 29 libros. Él, sin embargo, está ya en otra cosa: acaba de cerrar un nuevo poemario titulado escuetamente Hoy. “Ahora lo dejo en reposo”, dice. “Un rato. Luego lo vuelvo a leer. Hay que crear distancia”. Espera publicarlo el año que viene.

Argentino de 82 años y afincado en México después de recorrer medio mundo de exilio en exilio, Gelman pasó por León para recoger el Premio Leteo. Allí le acompañó su amigo Antonio Gamoneda, al que en 2007 sucedió en el palmarés del Premio Cervantes. Ambos coincidieron en sendos actos. En uno de ellos se habló de la poesía y la vida. En el otro, el poeta leonés glosó al poeta argentino, que, abrumado, dio las gracias por el homenaje y se limitó a leer Confianzas, uno de sus poemas más populares: “se sienta a la mesa y escribe / ‘con este poema no tomarás el poder’ dice / ‘con estos versos no harás la Revolución’ dice / ‘ni con miles de versos harás la Revolución’ dice // y más: esos versos no han de servirle para / que peones maestros hacheros vivan mejor / coman mejor o él mismo coma viva mejor / ni para enamorar a una le servirán // no ganará plata con ellos / no entrará al cine gratis con ellos / no le darán ropa por ellos / no conseguirá tabaco o vino por ellos // ni papagayos ni bufandas ni barcos / ni toros ni paraguas conseguirá por ellos / si por ellos fuera la lluvia lo mojará / no alcanzará perdón o gracia por ellos // ‘con este poema no tomarás el poder’ dice / ‘con estos versos no harás la Revolución’ dice / ‘ni con miles de versos harás la Revolución’ dice / se sienta a la mesa y escribe”.

Siempre hay una insatisfacción. Es muy difícil pescar a la señora esta de la poesía.

Silencio. Aplausos. Gelman: “Yo creo que ya está”. Como el público que llenaba el salón de actos no parecía estar de acuerdo, el poeta respondió a una pregunta sobre la capacidad de intervención social de su oficio, la famosa utilidad de la escritura. Respuesta: “Hay cosas que no se le deben pedir a la poesía. Hay que pedírselas a la gente: que defienda sus derechos, por ejemplo”. Antes de ese coloquio en verso y prosa, sentado ante un vaso de agua en el Hostal de San Marcos —cárcel durante la Guerra Civil y hoy Parador de Turismo—, el autor de Cólera buey habla con parsimonia.

PREGUNTA. La pregunta más tópica para un escritor es por qué escribe, pero visto el millar de páginas de su poesía reunida y sabiendo que tiene nuevo libro, la que se impone es: ¿por qué sigue escribiendo?

Continúa en: “La poesía es una forma de resistencia” | Cultura | EL PAÍS.

Dossier-Santo Domingo furtivo: ecos y derivas de la producción cultural dominicana del siglo XXI Néstor E. Rodríguez, University of Toronto.

 

En comparación con la producción cultural de Cuba o Puerto Rico, la dominicana se conoce tan poco en los circuitos académicos que raya en la invisibilidad. Piénsese, por ejemplo, en el contexto de la academia norteamericana, donde se concentra la mayor parte de los departamentos de lengua española y culturas hispánicas del mundo. El examen de los currículos de esos departamentos en las principales universidades de Estados Unidos y Canadá revelará un porcentaje ínfimo dedicado al estudio de la producción dominicana. Asimismo, una rápida ojeada a las principales publicaciones académicas del hispanismo en los últimos diez años pone en evidencia la limitada salida de artículos en torno a textos dominicanos.

Continúa en  La Habana Elegante – Dossier.

La Habana Elegante: número dedicado a Virgilio Piñera y dossier-Santo Domingo furtivo

 

Una isla llamada Virgilio

JESÚS JAMBRINA, editor, Viterbo University

En 1941, Piñera escribió a Lezama una carta de desagravio por las posiciones adoptadas por el autor de Muerte de Narciso en la revista Espuela de Plata. En ella dice: “Hay cartas a lo San Agustín o a lo Rilke que simplemente se dirigen a la luz y otras – ésta- que se dirigen a la sombra para desombrarla – procedimiento de la luz ganada desde la tinieblas”. El autor de La isla en peso (1943) siempre entendió la luz como un ir más abajo, una perforación de la noche, un cavar en la historia, un morder, un gritar, un arañar la circunstancia a manera de definir….(leer más)

Piñera corresponsal: Una vida literaria en cartas

THOMAS F. ANDERSON, University of Notre Dame

Hay muchas facetas de la obra de Virgilio Piñera que no se han estudiado debidamente, pero su copiosa correspondencia es, sin duda, el cuerpo de textos que menos atención ha recibido de parte de la crítica. Esto se debe en gran parte al hecho de que sus cartas – centenares de las cuales han sobrevivo el paso de los años – o se han publicado de una manera fragmentaria (en compilaciones como Tiempo de Ciclón y Fascinación de la memoria…(leer más)

‘Algo estúpido como la literatura’

ANTONIO JOSÉ PONTE, Madrid

La celebración del centenario de nacimiento del dramaturgo, cuentista y poeta Virgilio Piñera (Cárdenas, Cuba, 1912- La Habana, 1979) ha propiciado la publicación de unas Obras Completas de magnitud incalculable. Incalculable porque, consultados al menos dos de sus volúmenes, no alcanza a saberse cuántos abarcará, ni en que fecha habrán aparecido todos. El desgano informativo llega a tal punto que ninguno de ellos hace referencia al otro, ni aparece nombre de especialista que responda por el trabajo general…(leer más)

“La Patria adentro: Natura política de Virgilio Piñera”

JUAN CARLOS QUINTERO HERENCIA, University of Maryland

La obra de Virgilio Piñera ofrece materiales para apreciar cómo cierta geografía insular afecta las poéticas en las islas. La posibilidad de apalabrar poéticamente, en el caso particular de Piñera es, con insistencia, un frágil pacto corporal con una geografía relacional, no se trata con exactitud de una relación con una geografía “natural.” Esa geografía del poeta aparece en varios textos como una metáfora para las posibles relaciones electivas y afectivas de un autor con la tradición o las tradiciones que le acercan las aguas…(leer más)

 

 

La Habana Elegante.

Skip to toolbar