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Julia Kristeva: Psicoanalisis y literatura son la misma cosa

Julia Kristeva: “Psicoanálisis y literatura son la misma cosa”.

Pero, ¿cómo pensar simultáneamente la literatura y el psicoanálisis sin caer en la trampa del ‘psicoanálisis aplicado’?, le preguntamos. “El psicoanálisis y la literatura son la misma cosa –dice, y traza una conciliadora pausa antes de seguir–. Salvo que una publica, y la otra guarda su descubrimiento para vivir mejor. Pero es la misma dinámica psíquica, que consiste en barrer todo lo que es palabras cansadas y modos de vida aburridos, contar un nuevo aliento, cambiar el modo de hablarse a sí mismo y de nombrar las cosas y ligarse a los otros. Algunos logran darle un lugar a esa experiencia del lenguaje e inscribir esa recreación de la intimidad y de lo personal en una tradición cultural como la literatura. Hacer una obra que se sitúa después de Balzac, o Dostoievsky o Cervantes, formar parte de una memoria cultural… para eso toman la fuerza de pulir su lenguaje, buscar un editor, ir a la televisión a publicitar su libro. Otros no dan ese paso, y se contentan con volver a casarse, o cambiar de profesión, o dejar de beber, o simplemente estar enamorados habiendo pensado que eran incapaces de amar. El laboratorio donde sucede ese click es el mismo”.

La mala hora de las humanidades-Jordi Llovet

Cada capítulo de Adiós a la universidad se abre con un episodio autobiográfico que sirve para introducir un panorama que traza la historia de la universidad en Europa, analiza el papel cada vez más residual de los intelectuales y, sobre todo, desmonta las “coartadas” del Plan Bolonia. ¿Un espacio común europeo? “Solo es posible con un idioma común y ¿cuántos estudiantes españoles dominan el inglés?” ¿Adaptación a las necesidades de la sociedad? “La universidad se ha convertido en una empresa”, dice Llovet, que en su libro recuerda que “el capitalismo tiene una lógica, pero no una moral”. Por eso insiste en la preocupación moral y política de su obra: “La universidad no debe formar sabios sino ciudadanos. Debe civilizar a los estudiantes, politizarlos. Cuando la democracia está en situación de debilidad, como hoy, hay que reforzar la educación, no recortarla”. Si no la refuerzan los poderes públicos, apunta, los privados se encargarán de hacerlo.”

via La mala hora de las humanidades · ELPAÍS.com.

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